Y dirás ¡gracia sobre gracia!


//Pr. Luis A. Núñez\\

Existen dos personas en la narración bíblica de los cuales es necesario hablar hoy y considero que es de parte de Dios: La historia de Zorobabel (gobernador de Jerusalén después del destierro) y de Josué sumo sacerdote (en el libro de Esdras él es llamado Jesúa, pero en el libro de  Zacarías él es llamado Josué). Cuando el pueblo de Israel fue llevado cautivo a Babilonia por el rey Nabucodonosor, estuvieron allí bajo el dominio de Babilonia por 70 años. Al final de ese período el imperio babilónico cayó y en su lugar se levantó el imperio persa.

En ese tiempo hubo un rey persa llamado Ciro, la aparición de este rey había sido profetizada por Isaías muchos siglos antes. El profeta mencionó su nombre y declaró que él sería usado por Dios para mandar al pueblo de Israel de vuelta a su tierra. Ciro devolvió todos los utensilios del Templo y permitió que el pueblo de Israel volviera a reedificar el templo en Jerusalén.

Esdras, Nehemías, Hageo, Zacarías, Zorobabel y Jesúa (o Josué) fueron todos contemporáneos. Todos ellos estuvieron involucrados de alguna manera en la reconstrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén. Cuando comenzaron la reconstrucción, los enemigos se levantaron.

“Entonces la gente del país intimidó al pueblo de Judá y lo atemorizó para que no siguiera edificando” (Esdras 4:3)

Los samaritanos empezaron a escribir cartas al emperador de Persia, que en aquel momento ya no era Ciro, sino Artajerjes, diciendo que los judíos estaban reconstruyendo el templo y que cuando hubieran terminado ya no pagarían impuestos al gobierno persa, esa era una mentira de parte de los enemigos del pueblo de Dios. Ellos estaban intentando mostrar que los líderes judíos se estaban rebelando contra el rey. La Biblia dice que el rey se enfadó y envió una carta mandando detener toda obra de reconstrucción.

“Cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, de Simsai, el secretario, y de sus compañeros, salieron apresuradamente hacia Jerusalén, donde estaban los judíos, y les hicieron cesar los trabajos utilizando la fuerza y la violencia. Así se detuvo la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, la cual quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia” (Esdras 4:23-24)

La reedificación del templo, en el Antiguo Testamento la Casa de Dios, se detuvo. Todo por causa de esas cartas mentirosas ¿sabes cuánto tiempo se detuvo?  ¡15 años! Hasta que Dios levantó dos profetas: Hageo y Zacarías. De entre todos los profetas del Antiguo Testamento, Zacarías fue el más joven. Él probablemente tenía alrededor de 20 años cuando comenzó su ministerio. Hageo y Zacarías profetizaron para Zorobabel y Jesúa.

“Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y Jerusalén en el nombre del Dios de Israel, quien estaba con ellos. 2Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; junto a ellos estaban los profetas de Dios que los ayudaban” (Esdras 5: 1-2)

Por 15 años, la obra de reedificación quedó parada, pero ahora estos dos líderes fueron reavivados para continuar con el trabajo ¿Qué pasó para que tuvieran ese despertar? Desde el punto de vista natural la obra se detuvo a causa de las calumnias y la oposición de los samaritanos, pero desde el punto de vista espiritual ¿cuál fue la causa de la paralización de la obra? Muchos ven las cosas solo como acontecimientos naturales en su vida, pero necesitan percibir que las circunstancias, por lo general, son puertas para una intervención espiritual maligna. Cada vez que se presente una adversidad o un obstáculo en medio de tu caminar, en tu familia, en tu trabajo o en tu ministerio, son los momentos donde, en primer lugar, debes creer y declarar que Dios está contigo, que Él te ama, que no te dio la espalda, que jamás te desechó, recuerda que nosotros “conforme a lo que está escrito hablamos porque creemos” (2 Corintios 4:13). Si te das cuenta, verás en esta historia que el diablo había logrado paralizar a Jesúa y Zorobabel, los líderes, por medio de la intimidación natural a través de las personas, pero los profetas trajeron un mensaje de fe y ellos creyeron y porque ellos creyeron en lo que Dios les dijo recibieron el favor de Dios. Quisiera esta vez hablar acerca de la intervención del profeta Zacarías.

 1.      El mensaje de Dios para el sacerdote Josué  La manera como reaccionó el sacerdote Josué, por el creer, definió sus próximos días y cambió la historia. Así será también contigo, si tu posición es creer en la obra consumada de Cristo en lugar de creer a las voces de la adversidad y del maligno, el resultado será maravilloso.

“Luego me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, mientras el Satán (otra traducción usa el término “ángel acusador”, lo mismo que Apocalipsis 12:10) estaba a su mano derecha para acusarlo. Entonces dijo Jehová al Satán: «¡Jehová te reprenda, Satán! ¡Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda! ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?». Josué, que estaba cubierto de vestiduras viles, permanecía en pie delante del ángel. Habló el ángel y ordenó a los que estaban delante de él: «Quitadle esas vestiduras viles». Y a él dijo: «Mira que he quitado de ti tu pecado y te he hecho vestir de ropas de gala». Después dijo: «Pongan un turbante limpio sobre su cabeza». Pusieron un turbante limpio sobre su cabeza y lo vistieron de gala. Y el ángel de Jehová seguía en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera” (Zacarias 3:1-10)

Satanás estaba a lado de Josué para acusarlo, para condenarlo. Ahora entendemos porqué la obra estuvo detenida por quince años. Puedes creer que es una causa natural, que era la resistencia de los samaritanos, pero existía una causa espiritual más profunda: el espíritu de condenación, acusación y de intimidación. Es verdad que Jesúa estaba con la ropa sucia, casi siempre el diablo nos acusa de cosas que realmente hicimos, por eso el caer en tentación es un arma maligna, porque siempre nos expondrá a la acusación, a la condenación. El Señor mandó que se quitara las vestiduras sucias y dijo: “He aquí que he hecho que pase de ti tu iniquidad y te vestiré de finos trajes”. Hoy nuestra iniquidad ha sido perdonada y nuestros pecados no los recuerda. Estamos vestidos de la justicia de Cristo. En la visión se le mandó que se colocara el turbante en la cabeza. Este turbante era la mitra sacerdotal, que tenía una placa en la frente donde se leía: “santidad al Señor”, Él estaba sin la mitra, sin la cual no podía servir al Señor.

a. Mírate como Él te ve  Esta es la obra de Dios. Lo que el Señor quiere mostrar es cómo te ve por causa de la obra que Él hizo, porque ahora tú y yo somos sacerdotes por causa de la obra de Cristo, entonces a pesar de tus pecados El te ve como limpio y santo ¿Por qué es importante entender esta verdad? porque Satanás quiere que te veas a través de tus actitudes erradas y que estas te definan, pero Dios quiere que te veas como Él te ve, porque cuanto más te ves como Él te ve, por causa de la obra de Cristo en la cruz quien llevó tus pecados y te cambio de naturaleza, más te comportarás como lo que realmente eres.  Se cuenta de una historia muy interesante, dice que un campesino que retornaba a su casa después del trabajo, encontró un huevo que había caído de su nido y que no se dañó. Cuando él tomó el huevo aun estaba caliente y decidió llevarlo a su casa e inmediatamente lo colocó entre los huevos de una gallina que comenzaba a empollarlos. Cuando los huevos de la gallina eclosionaron, coincidentemente este huevo también lo hizo y salieron todos los polluelos. Al inicio todos eran muy parecidos y la mamá gallina les ayudó a aprender como conseguir gusanos rascando la tierra y esa fue la vida de este aguilucho hasta que un día vió un águila volando por el cielo y notó que se parecía a ella, cuando se miró percibió que era distinto a los demás. Al día siguiente espero con ansias que el águila apareciera, pero no apareció. Así pasaron los días y decició que era igual que los otros y tenía que comportarse como los otros lo hacían, pero un bello día nuevamente apareció en el cielo aquella águila y al pasar muy cerca pudo observarla y notar que era muy parecida, entonces extendió sus alas e intento volar, pero solo consiguió levantarse unos cuantos centímetros. Saltaba y saltaba, pero entonces los demás comenzaron a presionarlo a través de insultos, de miramientos, de burlas y le dijeron que su destino era ser como ellos. Al día siguiente volvió a aparecer nuevamente el águila, entonces después de mirarlo detenidamente, estuvo más convencido que era igual a esa águila y prosiguió con sus intentos de volar, cada vez lo hacía más alto. Su naturaleza no estaba vinculada a la tierra, era de los cielos.  De la misma manera, tú fuiste engendrado en una nueva naturaleza y cuanto más contemples a quien te engendró en esta nueva naturaleza (1 Pedro 1:23) más serás transformado en lo que Él definió que eres. Contempla la gloria del Señor y serás transformado de gloria en gloria (2 Corintios 3:18).

b. El arrepentimiento no es condición para la obra consumada, el arrepentimiento es la consecuencia de creer en la obra consumada  Quiero que percibas algo interesante, el Señor le muestra que debe arrepentirse, andar en sus caminos y esto permitirá que tenga el privilegio de asumir un gran propósito, estar a cargo del cuidado del templo ¡aleluya! pero ¿te diste cuenta que el Señor no condiciona la nueva oportunidad a su arrepentimiento? tampoco le condiciona su amor. Dios primero le muestra que lo ve santo y luego le muestra la necesidad de arrepentirse ¿que significa eso? que la obra de Dios en nosotros, a través de Cristo, no está condicionada por nuestra actitud, sea buena o mala, sino está basada al amor que demostró por nosotros y ahora que nos vemos como lo que somos, debemos actuar con base en lo que somos ¡ese es el verdadero arrepentimiento! no es solamente tristeza por errar, es un cambio de mentalidad (metanoia), es decir, debo verme como lo que soy en Cristo, ese es el verdadero arrepentimiento porque me llevará a actuar con base en lo Dios dice que soy ¡aleluya! La gran verdad es que Dios nos ve siempre santos, por eso tenemos acceso a su presencia pues hemos sido justificados ¿qué es la gracia? no es libertad para que peques deliberadamente, sino es para que te veas como Él te ve y esto te lleve a la victoria, porque actuarás como lo que eres. El favor de Dios fluye cuando le creemos y una prueba de esto es que Josué se levanto para edificar, cuando le crees a Dios el favor se derrama. Cuando aceptamos la condenación inmediatamente salimos de la posición del favor de Dios. Ellos estaban paralizados porque no estaban debajo del favor, pero en el momento en que Josué se arrepintió él tuvo la visión de que sus vestiduras fueron cambiadas y sus iniquidades perdonadas. En ese momento, el favor volvió y la obra pudo continuar. Una vez que entendemos que tenemos una nueva ropa y no estamos bajo condenación podemos fluir nuevamente en la edificación. El motivo por el cual la obra para es porque aceptamos la condenación. Aceptar la condenación es estar de acuerdo con Satanás y discrepar con la obra de la cruz. Es deshonroso caer en el pecado, pero es aún más deshonroso es aceptar la condenación. Cuando aceptas quedarte bajo condenación el favor cesa, pero cuando tienes la visión de que todo pecado fue pagado en la cruz y que somos libres de toda condenación inmediatamente el favor vuelve a fluir sobre nosotros. Cuando el acusador te condena y tu aceptas la condenación, estás diciendo, entre líneas, que Jesús no hizo un buen trabajo en la cruz, estás diciendo que Cristo no consumó la obra, estás despreciando a tu abogado (1 Juan 2:1-2). La condenación no viene solo con el pecado, muchas veces viene disfrazada de crítica, supuestamente constructiva y de advertencias que tienen el objetivo de generar miedo.

 2.      El mensaje de Dios para Zorobabel  En el capítulo 3, Zacarías profetiza para Josué, pero en el capítulo 4 no solo revela cuál era el problema de Zorobabel, sino de la misma manera trae una profecía para él. Él simplemente no entendía el momento que vivía y atribuía la situación a un problema natural, pero no comprendía que detrás estaba la acusación, la mentira del maligno. A Josué Dios le mostró que tenía que verse como era visto por Dios para vencer toda acusación, para tener un verdadero arrepentimiento tenía que verse como Dios lo veía, como santo. Hoy de la misma manera, debemos vernos como lo que somos por causa de la obra de Cristo.

 “Él continuó y me dijo: Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel: No por fuerza ni por poder, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién eres tú, gran monte? Ante Zorobabel serás una llanura; porque él colocará la piedra de remate, en medio de aclamaciones: ¡Hágala gracia y gracia para ella!” (Zacarías 4: 6-7) 

¿Quién eres tu gran monte? Zorobabel, como gobernador y como líder político, lo más probable es que su deseo era reconstruir Jerusalén y el templo, entonces vio las demandas logísticas, las necesidades materiales y observó constantemente el panorama político debido a la ordenanza del rey. No tenía dinero, no tenía ejército, no tenía capacidad, entonces visto de manera natural, todo era imposible, entonces se levantó delante de él una montaña, un gran monte que cada día crecía, durante 15 años y que tal vez no solo crecía, sino que le decía, cada vez mas fuerte, conforme pasaba el tiempo ¡es imposible! ¡no podrás!, esto de hecho trajo sobre él la formación de varios sentimientos negativos, podemos nombrar dos principales que tienen que ver con la frustración:

  1. Frustración por falta de recursos

Naturalmente hablando, los recursos son lo primero que miramos ante los desafíos de Dios. Si recordamos la historia de los discípulos que se acercaron a Jesús para decirle que no había comida para alimentar a los miles de oyentes, Jesús les dijo: “denles ustedes de comer” (Mateo 6:35-40). Ellos inmediatamente miraron lo que no tenían, “ni doscientos denarios alcanzarían para dar de comer a estas personas”, observa, una montaña se levantó delante de ellos, un gran monte que crece conforme pasan los días, muchos sentimientos de frustración pasan, sentimientos de que Dios no te comprende, sentimientos de injusticia, que tus sueños no serán alcanzados, entonces decaes de la gracia, dejas de creer para ver lo natural solamente, frente a tu célula, una montaña se levantó porque creíste que no funciona porque los intentos que hiciste no dieron resultados. Encuentras lideres, aun discipuladores que siguen diciendo ¿por qué informes? ¿por qué nos presionan? parejas que a pesar de acompañarlos se separan, etc.  Frente a un proyecto de vida, personal también, la incertidumbre aparece, ahora solo ves una montaña.

     2.-  Frustración por compararte con otros que prosperan

Hay otros alrededor que experimentan éxitos, que experimentan prosperidad, un sentimiento de incapacidad entra en ti, de fracaso, la comparación te lleva a creer que eres menos, entonces tu defines tu destino vinculado a la mediocridad, a la renuncia y entras en un cansancio del alma, dejas de ser feliz, la montaña va creciendo cada vez que miras a otros exitosos, no hay recursos, no hay capacidad.

Zorobabel tenía delante de si un monte, sus ojos veían ese monte, cada mañana se levantaba para ver ese sombrío monte, cada vez el sol llagaba más tarde a su ventana, es entonces que Dios le envía un mensaje, recuerden que a Josué Dios le dijo: “mira que he quitado de ti tu pecado” él tenía que ver primero como Dios lo veía, tenía que ver la obra de Dios en él, lo mismo pasa con Zorobabel, Dios le dice “no es con espada ni con ejército, sino con mi espíritu” ¡aleluya! es decir, Dios no envía ángeles para ordenar que quiten la montaña, Dios no le dice al profeta que de una orden para quitar la montaña, Dios le dice a Zorobabel, es con mi Espíritu, es conmigo, no es con tus capacidades, no es con los recursos, es con mi Espíritu, confía primero en eso, aun cuando todo diga lo contrario, aun cuando haya un edicto contrario ¡Es entonces! por favor observa esto ¡es entonces! cuando esa revelación viene, que el monte será llanura, ante toda persona que tiene esta revelación toda montaña será llanura ¡aleluya!

Tus días son definidos por cómo ves el favor de Dios en ti    

Un hijo de Dios necesita la revelación de la justificación, de la revelación de la gracia. Solo así puede experimentar el favor de Dios, nuestros días son definidos no por las circunstancias, sino como nos vemos en medio de ellas. Vives aceptando la condenación, la intimidación, la resistencia a través de las circunstancias o vives para creer en la obra consumada. Nehemías tuvo, de la misma manera, una montaña delante de él, pero esta se disipó cuando creyó en el poder de Dios: “concédeme buen éxito” (Nehemías 1:1-2, 11).  Días gloriosos  Dios le dijo a Josué que su destino sería gobernar su casa, cuidar de sus atrios y le dijo a Zorobabel que él colocaría la última piedra, él concluiría un proyecto, celestial  y tú serías influenciado para creer en la gracia, entonces los de tu alrededor gritarán ¡es gracia! Lo mejor es que cada persona que está a tu alrededor sea llevada a creer que es gracia. Al final de este periodo dirás gracia sobre gracia. La piedra de remate era la última piedra a ser colocada. Cuando Zorobabel colocara la piedra de remate habría aclamaciones diciendo: ¡hay gracia sobre gracia! La obra de edificación solo puede suceder si entendemos que es por la gracia y no por nuestros propios méritos. Es necesario declarar la gracia cada día sobre nosotros. Mientras esperamos merecer la obra queda detenida por que salimos de la gracia. Decaímos de la gracia cuando confiamos en nuestra justicia propia, cuando confiamos en nuestra propia fuerza para edificar. Pero cuando confiamos en la gracia, entonces entendemos que es por el Espíritu del Señor.

Para predicar el evangelio debemos ser libres de la condenación que te dice que no tienes autoridad, que tus fallas te incapacitan, que tus errores te hacen inepto, es obvio que hay cosas que son tan visibles que te quitarán la autoridad ante las personas, pero no la unción, no tu posición ante Dios.

¿Quién eres oh monte? El Señor le muestra que es ese monte quien lo detuvo ¿cuál es el monte que te detuvo? ante ti no es nada, no por tus fuerzas, no por tus capacidades, es porque el Espíritu de Dios está contigo, es porque su poder está contigo que tienes que ver que ese monte es nada. Necesitas creer y levantarte para predicar el evangelio como el ministro que eres, olvida lo que quedó atrás y prosigue a la meta, porque no es con espada, es con el Espíritu del Señor, es decir, la meta fue determinada por Él, decide ir allá porque será con Él, no en tus fuerzas. Este año tiene que ser caracterizado por el vivir creyendo en su gracia y experimentaremos favor, lo que más debemos desear este año es el favor de Dios y este sola vendrá por el creer en su gracia.

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